Hace un tiempo descubrí que me apasionaba que mi abuela me hablara sobre su vida, que me contara anécdotas de su niñez, sus andanzas como adolescente y cómo, desde muy joven, la vida fue haciendo de ella una mujer fuerte. Disfrutaba de su compañía y sentía que era algo recíproco pero fue en mis prácticas en la fundación GERÓN dónde conocí lo gratificante que resulta trabajar con ancianos.
Son impresionantes las mejoras que la T.A.P. consigue con ellos.
Me aventuro a decir que en nuestro país es uno de los grupos que más se benefician de ella, cada vez son más los centros que implantan este tipo de terapias para la mejora de sus usuarios, puesto que con la T.A.P. trabajamos la gran mayoría de dificultades que los abuelillos presentan.
Podríamos dividir los beneficios que conseguimos en 3 grandes grupos: físicos, emocionales y mentales.
1. Físicos. Trabajamos la motricidad fina y la gruesa, consiguiendo ejercitar las extremidades de una manera amena y motivadora.
2. Emocionales. Reduce la ansiedad, crea vínculos afectivos con el animal y el resto de usuarios, ayuda a la expresión de sentimientos y algo muy importante es que, el estar pendiente de lo que el perro necesita les ayuda a sentirse útiles.
3. Mentales. Mejora la comunicación, ayuda a ejercitar la memoria y conseguimos un estímulo mental constante.
Para mi, sin ninguna duda, el mayor beneficio que conseguimos es aminorar el sentimiento de soledad que quizá sea la mayor problemática que este colectivo presenta.
Os dejo el enlace a un vídeo en el que el director, los profesores del máster, uno de los grandes en cuanto a adiestramiento, que se nos fue hace muy poquito (Juan Félix un abrazo fuerte allí dónde estés) y los profesionales de la fundación Gerón explican cómo es el trabajo que realizan. Como siempre espero que os resulte interesante.