Nuestros compañeros de 4 patas también pueden poner su granito de arena para ayudar a las personas que la sufren. ¿De qué manera?
1. El simple hecho de acariciarlos disminuye los niveles de estrés y ansiedad que pueden sufrir los enfermos.
2. Mejoran su estado de ánimo.
3. Ayudan a olvidar, al menos por unos instantes, los problemas.
4. Incitan al juego y en cierto modo les obligan a levantarse, caminar, etc.
5. Refuerzan esa actitud positiva tan necesaria para plantar cara a la enfermedad.
Como ya he comentado en alguna ocasión, la participación de los animales en las intervenciones terapéuticas tienen como fin último la mejora de la salud y el bienestar del usuario.
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